jueves, 26 de marzo de 2009

Las Armas de la Libertad Parte 12 Enero 2009

Las Armas de la Libertad Parte 12

Enero 2009


por Sergio Antonio Graziano


Nuestra Misión Patriótica: Derogar Leyes de Lista Sabana y reducir el Estado a la mínima expresión
-Segunda Entrega-



“No hay tiranía más cruel que aquella que es perpetuada bajo el escudo de la ley y en el nombre de la justicia”


Charles de Montesquieu




La llamada “democracia” argentina, inaugurada con la Presidencia del malvado e inmoral Raul Alfonsín, se ha caracterizado, en mi opinión, por tres fenómenos principales.
El primero es la constitución de una Corporación Político Judicial inbuída de perimidas ideas y practicante de arcaicas doctrinas fascistas y populistas de izquierda y en algunos casos de derecha o una combinación de ambas ya que todo sirve para engañar, dominar, esclavizar y explotar al pueblo.
En el ámbito de la seguridad pública esto se tradujo en la aplicación del abolicionismo penal, con el consiguiente aumento exponencial del crimen violento y el sufrimiento de la población, funcionales a este esquema de poder esclavista.
El segundo es el triste hecho de que estas doctrinas “humanistas”, con su pretensión de defender los derechos humanos, no impidieron a las bandas gobernantes saquear los dineros públicos y establecer regulaciones destinadas a que las decisiones empresariales de inversión “asociaran” a la casta gobernante en cada ámbito de la vida productiva y comercial del país, violando así los derechos humanos de todos, al causar desastres económico-sociales cada cinco a seis años.
Y el tercero es la lamentable falta de participación de la ciudadanía en la vida política de los partidos, raíz de todos los males de la Argentina.
Sin embargo, la bestial e infame administración K ha producido un cambio fundamental en la actitud de la gente, y esto ha sido en cierta manera…una bendición.
En efecto, nos hemos dado cuenta que si no controlamos al estado y a los representantes, pronto ni siquiera tendremos para comer, porque los funcionarios, ministros y legisladores son cada vez de menor capacidad y mayor grado de ignorancia y vileza.
Pero el Creador no abandona a sus criaturas ni individual ni colectivamente (un pueblo como cuerpo social es también una criatura del Señor y posee su arquetipo etéreo en uno de los reinos celestiales) y nos da los medios para la defensa y permite que nuevos elementos entren en escena, pero no nos defenderá él sino que nosotros debemos hacerlo.
Esa es la esencia del libre albedrío y esa es la explicación de las acciones aparentemente victoriosas del tirano.
El tirano usa su “voluntad inclaudicable para vencer” potenciándola mediante el uso de los medios de comunicación del estado, el chantaje y la coerción y sus víctimas caen impiadosamente mientras no desarrollen la feroz determinación de defender su vida y sus derechos (en la lucha contra el crimen ocurre el mismo fenómeno).
De hecho, las grandes tiranías caen cuando el crescendo de fuerza moral de los pueblos enfrenta y acaba con la efluvia.Pero esto ya es metafísica y puede ser objeto de otra nota.
En este momento de la vida de nuestra nación, un nuevo fenómeno entra en escena: el ruralismo.
La familia ruralista, atacada por sus propios gobernantes, que viven de ella, ha despertado de su letargo y se incorpora a la vida política con la fuerza de mil ciclones.
La corrupción, la inmoralidad, la irresponsabilidad, la maldad, la baja estofa, la criminalidad de la corporación político judicial, actuando como un anticiclón moral gigantesco, ha atraído un huracán de participación ciudadana, pensamiento libertario y moral, responsable, solidario, social, potente e invencible.
Mediante el uso de esta fuerza moral poderosa, los ciudadanos argentinos, guiados por los ruralistas, recuperaremos el estado de manos de la Corporación Político-judicial y lo reformaremos, lo achicaremos y lo haremos eficiente y esencialmente honesto.
Para servir a la patria.
Para servir a la ciudadanía.
Para ello, deberemos eliminar la Lista Sábana, para jamás volver a votar la escoria de la humanidad, para jamás volver a entregar el futuro de nuestros jóvenes a los traidores de la gran nación argentina.
Y para ello, deberemos derogar las leyes de Lista Sábana.
Escribía John Locke:


“La finalidad de la Ley no es abolir o restringir, sino preservar y expandir la libertad”


Escribía Charles de Montesquieu, uno de nuestros filósofos libertarios preferidos:


“No hay nación más poderosa que aquella que obedece sus leyes no por el principio del temor o de la razón sino por la pasión”


En efecto, cuando los argentinos veamos que la vida política de la nación se purifica y que un reino de justicia, de paz y de trabajo se consolida, todos obedeceremos las leyes y las haremos obedecer con pasión, ya que sabremos que el futuro de nuestros hijos estará así, asegurado.
Pero falta primero pelear batallas y ganar la guerra contra la Corporación Política.
Nos espera la batalla, y después un nuevo amanecer en la luz del Creador.
Por eso, debemos galvanizar el espíritu y fortalecer el brazo para empuñar el arma de la libertad, sea esta la espada o la acción política y moral.
No es tiempo de débiles de espíritu o de derrotistas quejosos.
A estos últimos debemos contarlos en las filas de nuestros enemigos, puesto que poco nos ayudan y son la materia y constituyen el germen de la defección y la rendición.
Argentinos cristianos, judíos, musulmanes, ateos y de otras religiones, todos unidos: ¡la lucha es por la libertad!
¡Hasta la derrota total de las fuerzas del demonio en nuestra tierra bendita!
¡Viva la Patria!
Amen.

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